martes, 19 de mayo de 2015

Mi entrada, mi reflexión.









Yo soy yo y tus circunstancias.







El pueblo hace años que se me quedo pequeño, y tan solo veo en él gente vacía, sin motivación ni sentimientos reales, deambulando. A veces, consiguen temporalmente un trabajo, y eso, para la gente de este pequeño pueblo, es vida. Yo busco algo más, busco vivir nuevas experiencias, busco alzarme con cierta influencia, o al menos, intentarlo.
No soy culpable de querer estudiar, no es mi culpa que no tenga futuro aquí. Tan solo soy una víctima más de una crisis de tamaño desolador, que esta dejándome sin motivaciones. Que está consiguiendo que me sienta la culpable, por haber roto los esquemas de una sociedad jerarquizada, donde el rico estudia y el pobre trabaja.
No me considero un cerebrito, ya quisiera, pero tengo el derecho de elegir que quiero estudiar, y me gustaría que en esa elección no entrara la palabra COSTE. Quiero que pasen los años, y estar segura, de que hice todo lo que estuvo en mis manos para irme de este pueblo, para establecerme en el lugar más alejado que se me permita, y sobre todo, para levantarme sabiendo que acudo al trabajo que he elegido, por el cual he estudiado.
No creo ser la única cuando digo que esta batalla la voy a luchar con ayuda o sin ella, ya que cualquier batalla está ganada si se lucha por lo que te apasiona, y en este caso, es justo lo que hago ahora mismo.
No obstante, aún hay gente a mi alrededor, que inconscientemente y aunque es sabido que me quieren, me derrumban a comentarios negativos, los cuales intento hacer caso omiso. Pero me hacen ver con mayor claridad como esta crisis ha calado tan profundamente en la población, que han olvidado enseñar a los jóvenes a luchar por lo que quieren, a no rendirse y a no coger el camino fácil cuando vienen los problemas.

Hoy, me he decidido, voy a luchar por todos vosotros. Por los que preferís quedaros en el sofá o delante del ordenador, porque todo se ha puesto complicado. A los que os quejáis de que os roban, pero seguís votado al que oprime y reduce nuestros derechos y libertades, porque, queridos ignorantes, sois unos completos ignorantes. En cambio, me uno a un bando lleno de valientes, de jóvenes como yo que no quieren rendirse, y de mujeres y hombres adultos que han decido decir “Basta ya!”. 

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